La sociedad del conocimiento viene presentándose
como la revolución más
profunda que ha vivido la humanidad,
donde lo determinante es el conocimiento
y la posibilidad de acceder y utilizar inteligentemente la
información.
Pero la sociedad del conocimiento no es un
fenómeno que haya surgido de lanada sino
que es producto de la continua búsqueda del hombre por mejorar su condición de vida, lucha que comenzó por la
transformación de la naturaleza y que se ha
desarrollado a puntos tan altos y tan contradictorios que así como crea maravillas es capaz de destruir pueblos y culturas
enteras, de pasar por encima de quien se para lograr sus propósitos.
Tal vez no se deba hablar ya de un
mejoramiento de la calidad de vida sino que este anhelo tan natural ha
trascendido a una búsqueda asfixiante y enfermiza por acceder al poder y dominar a otros para lograr así
cubrir un poco ese deseo que parece
inextinguible y que toma un cariz un tanto crítico
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